Un Pueblo, Dos Mundos: Necesitamos Prohibir Más Libros Como Este
Reseña de libro
Nada hace que un adolescente quiera leer un libro tanto como prohibirlo. Cuando supe que Un Pueblo, Dos Mundos estaba prohibido para los lectores judíos ortodoxos, hice lo que cualquier adolescente con amor propio haría: fui directamente a la biblioteca pública y lo saqué. Sonaba fascinante.
Quizás Di-s orquestó la prohibición sabiendo que atraería a contrarios peculiares como yo hacia este libro controvertido. Afortunadamente, este acto de rebeldía adolescente finalmente fortaleció tanto mi fe como mi confianza en mí misma.
Sobre el libro
La idea parecía simple: tomar a dos rabinos —uno reformista y otro ortodoxo— y dejarlos debatir sus diferencias por correo electrónico. El rabino reformista Ammiel Hirsch en una esquina, el rabino ortodoxo Yosef Reinman en la otra, con un moderador que mantenía la discusión civilizada. Lo que pudo haber sido solo otro debate teológico se convirtió en algo más: una guía para mentes inquisitivas. Dudo que haya sido la única adolescente rebelde que, buscando desafiar la autoridad, accidentalmente encontró respuestas.
Relevancia en un Mundo Fragmentado
Los debates sobre autoridad religiosa, roles de género, secularismo e Israel no se han suavizado; se han solidificado. Hoy en día, las personas con puntos de vista diferentes tienen aproximadamente las mismas probabilidades de tener una conversación real que los debatientes en línea de admitir que podrían estar equivocados.
Un Pueblo, Dos Mundos se publicó en 2002, y desde entonces han aparecido innumerables libros sobre religión. Sin embargo, sigo regresando a este. En un mundo de opiniones superficiales, declaraciones a gritos y provocaciones, este libro ofrece algo precioso y raro: una conversación intensa pero respetuosa sobre lo que nos divide y nos une.
Para mí, leer este intercambio fue como escuchar a escondidas un debate familiar conocido. Proveniente de un hogar religioso donde mis padres eligieron la ortodoxia en lugar de heredarla, crecí escuchando ambos lados de estos argumentos. En este contexto, encontrar este libro en mi adolescencia fue como descubrir un mapa a través de un territorio disputado.
Los temas que discuten son los mismos que moldearon mi propio viaje religioso. Al sacar estos temas de las sombras, el libro demuestra que realmente la luz del sol es el mejor desinfectante.
Aunque las redes sociales nos han dado nuevas plataformas para discutir, no nos han ayudado a escucharnos realmente. Eso es lo que hace que este libro sea tan valioso: nos recuerda que el diálogo genuino es posible, e incluso necesario. Sus conversaciones son un modelo de humildad intelectual que hoy parece casi revolucionaria.
Temas Tratados
El libro aborda las preguntas fundamentales que definen la identidad religiosa:
¿Es la Torá divina o una creación humana?
¿Los roles de género son diferencias esenciales o construcciones sociales?
¿Nuestros valores provienen de la tradición o de la sociedad que nos rodea?
¿Qué tan relevante es la historia religiosa para la práctica moderna?
¿Cómo debemos etiquetar y categorizar los diferentes movimientos religiosos?
Estas no son solo preguntas académicas; son las líneas divisorias a lo largo de las cuales se dividen familias y comunidades.
El Papel No Resuelto de la Mujer
El debate sobre los roles de género es siempre uno de mis favoritos al releer este libro. Hirsch defiende el igualitarismo desde la perspectiva reformista, mientras que Reinman defiende el marco ortodoxo de roles distintos pero esenciales. Aunque soy lo suficientemente feminista para apreciar tener el derecho de abrir una cuenta bancaria, la posición reformista nunca me atrajo realmente en la práctica. Siempre he encontrado alegría en ser madre que se queda en casa y cuida a los niños.
La perspectiva ortodoxa presenta a las mujeres como "diferentes" de los hombres, sugiriendo que deben encontrar realización en la gestión del hogar. En los servicios reformistas, conservadores y reconstruccionistas, las mujeres cuentan como iguales y forman parte del minian; en la ortodoxia, su estatus ritual es más limitado. Reinman reconoce que, en teoría, las mujeres pueden ocupar puestos de liderazgo —citando a la bíblica Débora como precedente—, pero argumenta que los estándares modernos de modestia ortodoxa hacen esto poco práctico.
Desde mi perspectiva, hay una realidad biológica en las diferencias de género, y muchas mujeres hoy parecen estresadas por la presión de trabajar fuera del hogar. En términos religiosos: ¿por qué deberíamos asumir la maldición de Adán cuando ya soportamos la de Eva? Sin embargo, reconozco que esta opinión podría parecer regresiva a algunos lectores modernos.
Una Lección Para Todos los Lectores
Este libro no es solo para quienes luchan con su identidad judía. Es para cualquiera que quiera entender cómo las personas se aferran a sus verdades mientras reconocen la validez de la experiencia de otros. Su trayectoria subraya una lección crítica tanto para judíos como para no judíos: el diálogo no necesita borrar las diferencias para ser productivo.
Conclusión
Así que sí, es un libro antiguo. Sí, fue prohibido. Pero tal vez esa sea exactamente la razón por la que deberíamos leerlo ahora.
Como siempre, gracias a Debbie Rubinstein por su ayuda con la traducción.
Un agradecimiento sincero al Rabino Reinman por permitirme compartir esto públicamente.
Isha Yiras Hashem